miércoles, 12 de febrero de 2020

LOS 100 EL MONO


Hola a todos...
Me gustan mucho las imágenes un tanto distorsionadas para comenzar algunas entradas de este blog, pues es una forma de mostraros la realidad que sentimos durante las horas que duran las carreras de ultra distancia.  A veces sientes no saber si ves en blanco y negro o en color... otras sientes que el tiempo no pasa o que pasa demasiado deprisa... incluso en alguna ocasiones  no sabes que haces ahí ni cual es el objetivo de todo esto: en definitiva, es un autentico viaje de la DISTORSIÓN... es como la frase del poema de Robe:
 "Me gusta, me gusta... me gusta mucho,
 me gusta mucho tener ideas contradictorias, 
porque asi, 
aunque siempre se que meto la pata, 
siempre tengo razon."

Pero dejando a un lado las filosofías de las sensaciones, el pasado fin de semana dimos continuidad al proyecto de Camino Míticos con un bonus track, o como se conoce en la industria discográfica española: una pista adicional. 
Caminos Míticos esta compuesto por cinco caminos históricos que recorremos de forma pedestre y en autosuficiencia, con el objetivo de dar a conocer la historia que emana de los caminos que vertebran la provincia. A dia de hoy quedan dos caminos  por realizar, dos grandes caminos de grandes dimensiones y que cada vez que nos ponemos a analizar en los mapas nos ponen la piel de gallina... uno, la leyenda... el otro... la epopeya de la locura... 
Pero mientras vamos configurando la historia, haremos algún que otro BONUS TRACK, o pista adicional en castellano. 
En esta ocasión el bonus track ha sido un circuito de 100 kilómetros donde saliendo de Azucaica, barrio histórico Toledano, recorrimos en primer lugar los pueblos de Olias del Rey y Bargas. Desde allí descendimos hasta las aguas del Tajo cruzando hacia la vertiente sur por el antiguo puente de Juanelo de la ciudad Imperial.  La madrugada y la niebla nos recibió para llevarnos hacia las tierras de la Sisla Mayor, donde pasamos por Cobisa, Arges, Layos, Ajofrin y Sonseca. 
Tras estas poblaciones nos sumergimos en las tierras de Arisgotas y Casalgordo, poblaciones con una gran riqueza histórica y arqueológica de la época visigoda y donde la historia mana en cada uno de sus Caminos Miticos que llegan a las faldas de los Montes de Toledo. En esta ultima población y tomando la antiquisima Vereda de la Gitana llegamos a Mazarambroz, donde la luz gano la batalla a la noche y nosotros afrontamos los últimos kilómetros deshaciendo camino hacia Cobisa para bajar, por el Camino Manchego hasta Toledo. Desde allí, siguiendo contracorriente las aguas del Tajo, marcamos el kilómetro 100 en la plaza de Azucaica en la mañana del domingo, cuando el crono marcaba 11 horas y 30 minutos.

A destacar, pasamos una noche fabulosa con una luna que nos permitió correr, en muchas ocasiones, con los focos apagados, y donde echamos mucho en falta a nuestro compañero y amigo "La liebre de la Jara", que esta compareciente por una maldita muela que comenzó a darle guerra dias antes de la cita. 
En esta ocasión el circuito le corrimos de manera completa Javi y yo, pero creo que sin la ayuda de tres grandes amigos que estuvieron echándonos un capote no lo podríamos haber hecho ni tan bien ni tan rápido: en primer lugar a Fer, mi amigo, mi cuñado, que nos dejo en un punto clave un avituallamiento escondido en la espesura de la noche y que nos dio la vida. En segundo lugar  a German, que nos busco allí donde era difícil encontrarnos y nos dio fuerza con su amabilidad,  gentileza y solidaridad:  ese cafe calentito con donuts que nos supo a gloria. Y en tercer lugar a Soto, mi referente en esto de la ultra distancia, por su culpa comencé a correr este tipo de carreras  (pero eso es otra historia que otro dia contare) y que por casualidades de la vida ahora comparto con él camino y afición. Soto, nos espero en Sonseca  y recorrió los ultimos 50 kilometros marcándonos ritmo y no dejándonos que la apatía nos invadiese en  la ultima parte del circuito.

Una buena aventura donde los sobresaltos también ocurrieron, como cuando al llegar a Toledo en el kilómetro 23, descubrimos para nuestra sorpresa que todas las fuentes de agua estaban apagadas y no corrían. Aun no entiendo el porqué de esta acción del ayuntamiento, imagino que debe tener alguna explicación, pero yo no la encuentro. El resultado: 7 kilómetros sin agua y regulando el ritmo para no deshidratarnos,hasta que en Cobisa dimos con la fuente, que en esta ocasión y población, si que funcionaba... ENAMORADOS DE LA AVENTURA...

En breve mas...



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